Renna vive en el centro de Calcuta. Todas las mañanas se levanta temprano para ir a trabajar. Conoce casi todos los oficios posibles: costura, cocinera, vendedora... todo por llevar a su casa un trozo de comida. Un trozo de vida.
Tiene 56 años cronológicos, pero muchos más en energía y vida. Regala su sonrisa a cada paso. En cada palabra pone su alma y sus ganas.
Renna tiene dos hijas y un hijo que hace tiempo que murió, al igual que su marido. Quiere que sus hijas estudien y no sigan los patrones conservadores de la sociedad India. Quiere que tengan un futuro, y precisamente ese es su sueño. "Que vivan por ellas, que puedan realizar sus sueños, no esten supeditadas a nada ni nadie", agrega.
Cree que sus hijas pueden tener una vida mejor si luchan por sus derechos y por sus sueños.
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