domingo, 23 de mayo de 2010

Lights of hope en el suplemento de El Mundo, "Yo Dona"

Lights of hope bajo la voz y la experiencia de nuestra compañera Lara aparece en el sumplemento de este fin de semana de el periódico El Mundo. Este maravilloso artículo escrito por el periodista Gonzalo Ugidos aparece en el suplemento "Yo Dona" y en él, se recoge el día a día que experimentó Lara en Calcuta así como el origen de Lights of hope y de nuestros proyectos. Aquí, os dejamos con el artículo integro, disfrutad:


Lara Rodríguez, viguesa de 30 años, estudió Periodismo y Educación Social, y tras vivir en Amsterdam lio el petate porque es “arraigada al desarraigo” y no sabe quedarse quieta viendo como se mueve el mundo. No echa de menos una oficina, un sueldo y las comodidades propias de una vida burguesa. En Calcuta se ha encontrado a sí misma, en medio de su caos y de su energía siente que todo es posible y ve como la ciudad se transforma y la transforma también ella. Dice que tiene alas porque le gusta volar, y ahora su cielo se llama Lights of hope.

La india es uno de esos lugares en los que no sólo se cambia de cielo, sino también de alma. Lara Rodríguez llegó a Calcuta hace poco más de un año. Es zurda y come siempre con la mano izquierda, la que allí llaman la mano sucia, porque la utilizan para lavarse. La primera vez que la vieron comer empezaron a reírse y a decirle que parara. Ahora, ya come con la derecha. Cuenta la anécdota como ejemplo de la metamorfosis que ha tenido que experimentar para adaptarse. Calcuta es el prologo de un libro inagotable. En las abigarradas calles, un flujo incesante de príncipes y mendigos, vestidos de seda o harapos. A veces huele a incienso y a veces a basura. Caminas junto a elefantes maquillados, camellos decorados con henna tirando de carretas, rickshaws, ciclomotores, mendigos, caballos blancos ricamente enjaezados montados por jinetes que parecen héroes de cine de Bollywood o figurantes de opereta que preceden a los múltiples de cortejos con otras tantas bodas. Los saris de las mujeres parecen robados al arco iris. “He viajado a muchos países –dice- y conozco culturas diferentes pero en la India es donde los contrastes y las diferencias sociales son más grandes. Puedes comer por 30 centimos o cuarenta euros y eso representa muy bien como en este país tienen cabida todos”. Llegó a Calcuta para trabajar con una ONG española, después de unos meses decidió montar, con un grupo de “idealistas soñadores” su propio proyecto: la asociación Lights of hope (http://www.lights-of-hope.org/). “Llevamos a cabo un proyecto de alfabetización llamado Lápices digitales donde casi 200 niños y niñas utilizan las nuevas tecnologías como herramientas de cambio social. Nos desplazamos a cuatro áreas de los slums (suburbios) donde, además de nuestro proyecto intentamos ser partícipes de la cultura y sociedad. Es un auténtico placer poder convivir y aprender de esta gente, que generalmente pertenecen a las castas más desfavorecidas. Además, preparamos nuevos proyectos como Vagamundos, centrado en el voluntariado internacional, y Ludonomia, en actividades de ocio para los peques”. Calcuta no es exactamente una ciudad, sino un pavoroso repertorio de contrastes. Puedes encontrarte un centro comercial con tiendas de lujo y en la parte trasera ver slums llenos de basura y ratas. A la Lara le resulta curioso que todos los niños lleven tika (una especie de punto rojo o negro en su frente) para protegerlos. “¿Protegerlos de qué? –se pregunta.- las condiciones de higiene y salud en las que viven y la falta de educación les convierten en niños sin futuro. De ahí, la necesidad de trabajar con ellos, muchos no están escolarizados porque no tienen papeles, son chicos sin nombre, sin identidad legal”. En Calcuta hay tela cortada para rato para idealistas soñadores como Lara. Vive sola en una especie de hotel-hospederia. Cada uno tiene su cuarto y sus cosas pero el edifico y el patio son comunes. Está en Suddest Street, el barrio de la mayoría de los cooperantes. Es una zona muy animada, pero el rincón favorito de Lara es cada una de las áreas en las que trabaja y despierta la sonrisa de sus niños. Se levanta muy temprano (a las 6.30 más o menos), desayuna un gran zumo en algún puesto de la calle, o si tiene más tiempo, va al bareto de un indio que habla español y ha puesto a su bar Taberna Vasca. “En el fondo –concluye Lara- somos más parecidos de lo que pensamos. Nos unen las mismas cosas: la familia, los amigos…”
¡Muchas gracias Yo Dona! ¡Muchas gracias Gonzálo!

2 comentarios:

  1. Y en las fotos además de Lara, nuestros compañeros Sofia, Antonio y Santosh.

    ResponderEliminar
  2. Por Fin !!!!! Esta inestimable mujer(Lara )que aparecio un dia en Kolkata India,con un sueyo bajo el brazo y una esperanza para ellos,hace realidad la esperanza de esta gente,Gracias te las mando de ellos ...Un amigo que estuvo en tus comienzos y ama la India .

    ResponderEliminar